La tradición funeraria que retrataba a los niños sin vida en México (FOTOS)

En la tradición mexicana, la muerte siempre ha tenido un lugar especial, y entre las prácticas más simbólicas se encuentra la de retratar a los niños fallecidos en fotografías conocidas como “angelitos”. ¿conocías esta antigua práctica de México?

Sol MP
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Tradición Angelitos: retratos de niños sin vida en México
Foto: Gobierno de México

En la tradición mexicana, la muerte siempre ha tenido un lugar especial, y entre las prácticas más simbólicas se encuentra la de retratar a los niños fallecidos en fotografías conocidas como “angelitos”. Este ritual, que se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, reflejaba la búsqueda de las familias de preservar el recuerdo de sus seres queridos a través de un retrato que capturara la pureza e inocencia de los niños.


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¿De dónde surge esta tradición de fotografiar a los fallecidos en México?

La costumbre de fotografiar a los difuntos, especialmente a los niños, comenzó en México con la llegada de la fotografía en el siglo XIX. Durante el Porfiriato y hasta mediados del siglo XX, los fotógrafos ofrecían sus servicios en los funerales, creando imágenes que honraban a los fallecidos. La fotografía se convirtió en un medio nostálgico que permitía a las familias conservar la memoria de sus hijos, a quienes la muerte había arrebatado prematuramente. Conocida como “muerte niña”, esta tradición fue una expresión de respeto y cariño en tiempos de duelo.

¿Cómo eran los retratos de los “angelitos”? Estos son sus principales elementos

Las fotografías mostraban a los niños rodeados de elementos simbólicos: flores, velas, y en ocasiones, imágenes religiosas. El ataúd era decorado con esmero, haciendo ver al pequeño como un ser angelical. Esta creencia estaba influenciada por el catolicismo, que considera a los niños fallecidos como “angelitos”, seres puros y celestiales. Los cuerpos eran vestidos de blanco, simbolizando su inocencia y el estado angelical que se les atribuía tras su muerte.


Esta práctica comenzó a perderse hacia las décadas de 1950 y 1960, cuando los cambios culturales y el desarrollo de nuevas formas de duelo llevaron a su desaparición. Aunque la tradición de los “angelitos” ha quedado en el pasado, continúa siendo un reflejo de la relación entre la cultura mexicana y la muerte, donde los recuerdos se convierten en un lazo eterno con quienes se han ido.


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