En el remoto territorio de Papua Nueva Guinea, entre las densas selvas y las tribus aisladas, surge la enfermedad de Kuru. Esta patología neurodegenerativa, vinculada al acto de la antropofagia (consumo de carne humana), ha dejado una marca indeleble en la historia y la comprensión de las prácticas culturales en esta región. Kuru, descubierta en la década de 1950, estaba intrínsecamente relacionada con las costumbres funerarias de las tribus Fore en las tierras altas de Papua Nueva Guinea.
Estas comunidades practicaban el endocanibalismo, una forma de canibalismo que involucra consumir los tejidos cerebrales y nerviosos de los difuntos. Para ellos, esta práctica estaba imbuida de significado espiritual, creían que al ingerir los restos de los seres queridos, absorbían sus habilidades y conocimientos. La transmisión de Kuru ocurre principalmente a través de la ingestión de tejidos cerebrales y nerviosos de individuos infectados. La práctica del endocanibalismo, específicamente la ingestión de cerebros humanos, contribuyó a la propagación de la enfermedad en la tribu Fore. Sin embargo, es importante destacar que Kuru es extremadamente rara en la actualidad, ya que estas prácticas culturales han disminuido significativamente.
El médico y antropólogo Carleton Gajdusek fue clave en la identificación de la enfermedad de Kuru. Su investigación detallada reveló una conexión directa entre la patología y el consumo de tejido cerebral humano. La transmisión de la enfermedad ocurría principalmente entre mujeres y niños, ya que eran quienes participaban con mayor frecuencia en las ceremonias funerarias. El estigma asociado a la práctica del canibalismo y la propagación de Kuru llevaron a la prohibición de estas tradiciones, marcando un cambio drástico en las costumbres culturales de las tribus afectadas.
Los síntomas de Kuru incluyen temblores, dificultades en la coordinación motora y alteraciones del comportamiento, y su período de incubación puede extenderse durante décadas. La causa subyacente es la presencia de priones, proteínas mal plegadas que inducen a otras proteínas a adoptar su conformación anormal. En el caso de Kuru, la ingestión de tejido cerebral contaminado con priones era la vía de transmisión.
Aunque Kuru ha disminuido significativamente debido a la prohibición del canibalismo, la enfermedad sigue siendo un recordatorio sombrío de cómo las prácticas culturales pueden tener consecuencias inesperadas y devastadoras. En términos científicos, el descubrimiento de la relación entre Kuru y el consumo de tejido cerebral llevó a una mayor comprensión de las enfermedades priónicas en general. Otras enfermedades priónicas conocidas incluyen la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) en humanos y la encefalopatía espongiforme bovina (EEB o “ enfermedad de las vacas locas ") en el ganado bovino. Estas enfermedades comparten la característica común de tener una forma anormal de proteína priónica que afecta al tejido cerebral.
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