Así es la tradición del nacimiento del Niño Jesús en El Pueblito, Querétaro

En el municipio de Corregidora, Querétaro, una de las tradiciones más arraigadas en la celebración de la Navidad es la costumbre de vestir al Niño Jesús con un ropón blanco. Esta tradición se lleva a cabo en la Basílica de El Pueblito, donde el Niño Jesús, colocado a la derecha de la Santísima Virgen, es vestido por el padre rector y las damas de la corte.

Los padrinos, elegidos semanas antes por la corporación de los naturales, tienen el honor de arrullar al Niño Jesús durante la entrada de la Navidad. Jaqueline y Israel Gómez López, quienes son los padrinos del Niño Dios en esta ocasión, compartieron su emoción al ser parte de esta tradición: “Es una sensación inexplicable, no sé cómo decirlo, soy la madrina. No es fácil de explicar, pero me llena de mucha alegría”, dijo Jaqueline, reflejando el profundo sentido de honor y devoción que experimentan los padrinos en este momento especial.

La tradición del nacimiento del Niño Jesús en El Pueblito es una muestra de fe y gratitud, un espacio para reflexionar sobre lo recibido y compartir con la familia y la comunidad. Citlaly Elizabeth Martínez Arellano, camarista de la Asociación de Nuestra Señora del Pueblito, explicó cómo cada año se les pide a los padrinos apoyar con la vestimenta del Niño Dios, un gesto de generosidad que refuerza el vínculo entre los miembros de la comunidad.

Las celebraciones navideñas en El Pueblito no solo están llenas de religiosidad, sino también de esperanza y peticiones para la familia. Los padrinos, como Jaqueline y Israel, se acercan al Niño Dios con intenciones claras, pidiendo especialmente por la salud de sus seres queridos.

En su caso, el milagro de la recuperación de la vista de uno de sus hijos es algo que atesoran profundamente. “Empezó a perder la vista, no nos daban esperanza. Íbamos de un doctor a otro y nos decían que no había solución. Pero, decidimos intentarlo y es un milagro muy grande para nosotros que él vea”, compartieron los padrinos.

Esta tradición del Niño Jesús no solo tiene un valor espiritual, sino también cultural, pues reúne a las familias en torno al pesebre, generando una jornada de reflexión, oración y unión. Citlaly también subrayó la importancia de continuar fomentando la devoción en la comunidad: “Mucho amor, fe y devoción de una madre que está muy cerca de sus hijos, ella nos permite muchos milagros, como hay varios testimonios. Es un compromiso para seguir fomentando la devoción de este pueblo tan bonito”, comentó.

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