Al ritmo de un buen cumbión, Ramiro da un respiro a los automovilistas en Querétaro
En las calles de Querétaro, los automovilistas tienen la oportunidad de observar a Ramiro Hernández, un artista urbano que ha hecho de los malabares su pasión.
En las vibrantes calles del centro histórico de Querétaro, los automovilistas tienen la oportunidad de observar a Ramiro Hernández, un artista urbano que ha hecho de los malabares su pasión. Este talentoso malabarista se destaca por realizar sus actos sobre una llanta de camión, una presentación que atrae la atención de quienes pasan por el lugar.
Desde una edad temprana, Ramiro se sintió atraído por las artes circenses, aunque en sus inicios no contaba con el apoyo de su familia. Sin embargo, su amor por el arte y su dedicación lo llevaron a perfeccionar sus trucos con disciplina y perseverancia. Ramiro menciona que, a pesar del miedo y la falta de respaldo, continuó adelante y aprendió a realizar acrobacias sobre la llanta, incluso enfrentando desafíos como una fractura de coxis que sufrió al caer durante sus prácticas.
A pesar de estos contratiempos, no se dejó vencer; su determinación lo impulsó a seguir adelante. El ritmo de un buen cumbión lo inspira mientras se prepara para sus rutinas circenses, convirtiendo cada presentación en una experiencia tanto para él como para los automovilistas y transeúntes en las vialidades de Querétaro.
Para Ramiro, trabajar para quienes se detienen en un semáforo es un momento de alegría. Su arte no solo se trata de malabares, sino de conectar con las personas y compartir un pedacito de felicidad. Él expresa que es gratificante saber que hay quienes valoran su trabajo, resaltando la importancia que tiene para él el poder mostrar su talento en las calles de su ciudad.
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