La escasez de agua en México ha generado una profunda reflexión sobre la importancia del cuidado del recurso hídrico. En respuesta a esta problemática, se han implementado diversas estrategias, entre ellas el bombardeo de nubes, con el objetivo de inducir precipitaciones que contribuyan a reabastecer las presas que abastecen diferentes regiones del país. Según un informe de la Universidad Nacional Autónoma de México, se proyecta que el Valle de México pueda enfrentar una sequía significativa para el año 2028, lo que podría llevar a la implementación de medidas de racionamiento del agua.
La máxima casa de estudios advierte que, en menos de una década, se podría llegar al punto de “día cero”, donde la escasez extrema de agua obligaría a restringir su suministro. Actualmente, el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua indica que la mayoría de los estados del país enfrentan esta problemática, con excepción de Baja California, Baja California Sur, la Península de Yucatán, así como algunas áreas de Oaxaca y Veracruz.
Según datos de la Conagua, más de la mitad de los municipios en México, es decir, alrededor de mil 565 de los 2 mil 471 registrados, enfrentan graves problemas de abastecimiento de agua. Ante esta situación, algunos estados han recurrido al bombardeo de nubes, también conocido como “siembra de nubes”, como una medida para combatir la sequía y aumentar las probabilidades de lluvia en las áreas afectadas.
¿Cómo funciona el bombardeo de nubes?
La técnica conocida como bombardeo de nubes o siembra de nubes es un proceso complejo y es importante saber que no todas las nubes son aptas para ello, pues es necesario realizar estudios previos para determinar el momento adecuado para llevarlo a cabo. El proceso comienza con una aeronave que sobrevuela el cielo, cargada con una mezcla especial de yoduro de plata sobreenfriada y una solución de acetona colocada en una bengala. Esta mezcla es dispersada sobre las nubes, las cuales deben tener una alta humedad para que el bombardeo sea efectivo.
El yoduro de plata actúa como un agente de nucleación, promoviendo la condensación del vapor de agua presente en las nubes y facilitando la formación de gotas de lluvia. La finalidad del bombardeo de nubes es influir en el proceso natural de formación de precipitaciones, aumentando las probabilidades de que se produzcan lluvias en áreas específicas. Esta práctica se ha utilizado durante décadas en todo el mundo para enfrentar situaciones de sequía o para disipar nubes que puedan generar fenómenos meteorológicos adversos como granizo o tormentas severas.
¿Funciona el bombardeo de nubes para hacer llover?
Según datos oficiales, el bombardeo de nubes ha incrementado la caída de lluvia entre un 35 % y 60 % en áreas donde se ha aplicado esta técnica. En México, esta práctica se ha implementado desde 2012, principalmente en estados como Monterrey, Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Sinaloa y Sonora, que han enfrentado graves sequías. Los beneficios de esta estrategia han sido evidentes en cada una de estas regiones.
A pesar de los logros demostrados en algunos casos, la efectividad del bombardeo de nubes puede variar según las condiciones atmosféricas locales y la disponibilidad de nubes adecuadas. Además, existen preocupaciones legítimas sobre los posibles efectos secundarios y ambientales de esta práctica. Estas preocupaciones incluyen la contaminación del agua y del suelo, el impacto en la salud humana y la interferencia con los ciclos naturales del agua y el clima.
El bombardeo de nubes es, pues, una técnica controvertida que busca aumentar la precipitación y alterar el clima en ciertas áreas. Aunque puede brindar alivio temporal a las regiones afectadas por la sequía, su efectividad a largo plazo y su impacto ambiental requieren un análisis cuidadoso y una evaluación completa de los posibles riesgos y beneficios involucrados.
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